Edith Piaf: 62 años sin la voz que hizo llorar a París y a todo el mundo
El 10 de octubre de 1963 el mundo perdió a una de las voces más conmovedoras de la historia: Edith Piaf. La cantante francesa, conocida como "La Môme Piaf" o "El Gorrión de París", dejó un trabajo musical que sigue resonando en cada rincón en donde se escucha una canción que habla de amor, pérdida y redención.
Ahora, a 62 años de su partida recordamos su vida, arte y el impacto que la intérprete tuvo en la música y la cultura popular internacional.
Fue una niña que nació bajo una farola
Edith Giovanna Gassion nació el 19 de diciembre de 1915 en el barrio de Belleville, París, Francia. Su llegada a este mundo fue tan dramática como su vida, ya que su mamá, Line Marsa, una cantante ambulante, dio a luz en plena calle bajo una farola. Desde entonces, la vida de Edith estuvo marcada por la adversidad.
La intérprete fue criada por su abuela, Emma Saïd Ben Mohamed, y era quien la alimentaba con vino en lugar de leche, y pasó gran parte de su infancia en un burdel en donde trabajaba la señora.
A los 15 años Piaf comenzó a cantar en las calles de París para sobrevivir. Su voz, potente y cargada de emoción, pronto llamó la atención de Louis Leplée, dueño de un cabaret en los Campos Elíseos. Fue él quien le dio el nombre artístico "La Môme Piaf", que significa "El Pequeño Gorrión". Así comenzó la leyenda.
Su ascenso al estrellato
En 1935 la cantante, quien falleció hace 62 años, grabó su primer disco y comenzó a presentarse en escenarios más grandes. Su estilo, profundamente emocional y melancólico, conectaba con el público de una manera única. Durante la Segunda Guerra Mundial sus canciones se convirtieron en himnos de esperanza para los franceses. "La vie en rose", lanzada en 1947, se convirtió en su canción más emblemática y hasta hoy sigue siendo un símbolo del romanticismo francés.
A lo largo de su carrera grabó más de 300 canciones, muchas de ellas escritas por ella misma. Su repertorio incluye clásicos como "Non, je ne regrette rien", "Milord", "Padam padam" y "Hymne à l’amour". Cada una de estas piezas refleja su vida turbulenta, sus amores intensos y pérdidas dolorosas.
Los amores que marcaron la vida de Edith Piaf
Su vida amorosa fue tan intensa como sus canciones. Tuvo múltiples relaciones, pero una de las más significativas fue con el boxeador Marcel Cerdan. Su historia de amor fue breve, pero apasionada. Cerdan murió en un accidente aéreo en 1949, mientras viajaba para encontrarse con Piaf en Nueva York. La tragedia la devastó, y escribió en su memoria "Hymne à l’amour".
También tuvo romances con artistas como Yves Montand, Georges Moustaki y Charles Aznavour, a quien consideraba su protegido. Aunque muchos de sus amores terminaron en dolor, ella nunca dejó de cantar sobre ellos; convirtió en su sufrimiento en arte.
La batalla contra la enfermedad
La salud de Edith Piaf comenzó a deteriorarse en los años 50. Sufría de artritis reumatoide, lo que la obligaba a tomar grandes cantidades de morfina para calmar el dolor. Esto la llevó a desarrollar una fuerte adicción. A pesar de sus problemas físicos siguió cantando y presentándose en los escenarios, aunque muchas veces lo hacía con dificultad para mantenerse en pie.
En sus últimos años vivió en Plascassier, en el sur de Francia, junto a su último esposo, Théo Sarapo, un cantante griego 20 años menor que ella. Su cuerpo estaba debilitado, pero su espíritu seguía siendo fuerte. En 1963 su salud empeoró drásticamente, debido a un cáncer hepático. Lamentablemente, el 10 de octubre de ese año Edith falleció a los 47 años.
Tuvo un funeral multitudinario
La noticia de su muerte conmocionó a Francia. Aunque la Iglesia Católica se negó a realizarle un funeral religioso por el estilo de vida que ella llevó, más de 40 mil personas asistieron a su cortejo fúnebre en París. Fue enterrada en el cementerio del Père Lachaise, en donde hoy su tumba sigue siendo visitada por admiradores de todo el mundo.
Ese mismo día también murioó el cineasta Jean Cocteau, amigo cercano de Piaf. Se dice que al enterarse de su muerte, Cocteau sufrió un ataque cardíaco. Su fallecimiento el mismo día alimentó la leyenda de la cantante como una figura casi mística.
La huella imborrable de una voz eterna
Edith Piaf, quien murió hace 62 años, no solo dejó canciones; dejó una forma de sentir la música. Su voz, cargada de emoción, todavía es referencia para cantantes de todo el mundo. Ha sido inspiración para artistas como Céline Dion, Madonna y Lady Gaga, quienes han citado su influencia en entrevistas y presentaciones.
En 2007, la película La vie en rose, protagonizada por Marion Cotillard, revivió el interés por la intérprete francesa. Cotillard ganó el Oscar a Mejor Actriz por su interpretación, y la cinta ayudó para que una nueva generación descubriera la historia de esta extraordinaria mujer.
Además, sus canciones han sido utilizadas en películas, comerciales y series, lo cual la mantiene vigente en la cultura popular. "Non, je ne regrette rien" ha aparecido en cintas como Inception y Mad Max: fury road, con lo cual se demuestra que su música trasciende generaciones.
Piaf en la era digital
Edith Piaf "vive" en plataformas como Spotify, YouTube y Apple Music. Sus temas acumulan millones de reproducciones, y su figura es objeto de documentales, libros y homenajes. En redes sociales su nombre aparece cada 10 de octubre, cuando los fans la recuerdan con frases, fotografías y fragmentos de sus canciones.
Incluso en TikTok su trabajo musical ha encontrado un nuevo público. Jóvenes que nunca la escucharon en vida, ahora descubren su voz a través de videos virales que usan como fondo musical "La vie en rose". Eso es prueba de que el arte verdadero no tiene fecha de caducidad.
¿Por qué seguimos recordando a Edith Piaf?
Porque su historia es la de una mujer que, a pesar de todo, nunca dejó de cantar. Y es que su voz nos recuerda que el dolor puede transformarse en belleza. Además, sus canciones nos hacen sentir, incluso cuando no entendemos el idioma, y porque fue auténtica, intensa y profundamente humana.
Edith Piaf no fue perfecta y nunca pretendió serlo. Vivió con intensidad, amó con pasión y cantó con el alma. Fue una voz que surgió de la calle y conquistó a todos. Su vida estuvo llena de dolor, pero también de belleza. A través de sus canciones nos enseñó que el amor, la pérdida y la esperanza son universales.
Y aunque han pasado 62 años desde su partida, su voz sigue viva, recordándonos que, como ella misma dijo, no hay que arrepentirse de nada.
Foto: Facebook @edithpiafofficiel
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